El papel de las mujeres en la música

En el marco del día internacional de la mujer, queremos hablar sobre un tema que nos concierne como comunidad artística, la presencia de las mujeres en la historia de la música, y sobre el camino que han recorrido para que hoy en día, exista un ambiente más equitativo en este ámbito artístico.

La figura femenina ha estado presente en la música desde la antigüedad, sin embargo, el rol que ha desempeñado en torno a la misma, ha sufrido de una metamorfosis a lo largo de los años, gracias al trabajo arduo, perseverancia y talento de muchas mujeres, cuyo trabajo ha trascendido hasta el día de hoy, y ha repercutido en la estructura social que rodea al ámbito musical, un ámbito que como muchos otros, no ha dejado de ser desfavorable para la mujer, pero que día con día se transforma para alcanzar un mayor equilibrio de oportunidades.

Ser mujer y lograr destacar en un ámbito intelectual, ha sido durante mucho tiempo, un verdadero desafío, y en algunas áreas, lo sigue siendo hasta el día de hoy, debido a las arraigadas construcciones sociales, que limitan a la mujer a los roles tradicionales y cuestionan su capacidad para desempeñarse en áreas que anteriormente han sido exclusivas para el sexo masculino; la música definitivamente no es la excepción, ya que desafortunadamente hace no muchos años, el tener una carrera musical profesional, componer en formas elaboradas y para grandes formatos, así como publicar dichas obras, eran actividades principalmente reservadas para el género masculino, es decir, a las mujeres se les otorgaba cierta formación musical, como parte de una educación básica, mas no se les alentaba a especializarse, ni a dedicarse profesionalmente a la música, y mucho menos a publicar obras propias.

Un caso concreto de esa marcada diferencia de oportunidades, fue Fanny Mendelssohn talentosa pianista y compositora, quien junto con su hermano, Félix Mendelssohn, recibió una extensa educación musical, primero por sus padres, y después por tutores privados, entrenándose rigurosamente al igual que Félix, quien fue alentado a dedicarse profesionalmente a la música, oportunidad que a Fanny no le fue otorgada, sin embargo, se dedicó a dar conciertos privados en su hogar, interpretando ella misma sus obras al piano, y llegó a invitar a tocar en su sala de conciertos a algunos de los mejores solistas de la época como Franz Liszt y Clara Schumann. Hacia el final de su vida, fueron publicadas obras suyas bajo el nombre de Félix, y posteriormente, con autorización de su hermano, algunas otras a su nombre.

Existe, en contraste, el caso de Louis Farrenc, compositora, pianista, historiadora musical y pedagoga francesa, contemporánea de Fanny Mendelsohnn, quien además de haber escrito numerosas obras para piano, música de cámara y tres sinfonías, enseñó por muchos años en el conservatorio de París, exigiendo un pago equitativo por sus labores al darse cuenta de que sus percepciones eran inferiores a las del resto de los docentes masculinos del conservatorio, dando así un paso significativo en el reconocimiento y remuneración del trabajo de las mujeres, además de dejar un legado de música y pedagogía que hoy en día siguen vigentes.

Podemos sumarle a estos casos, entre muchos otros, el de la compositora italiana Madalena Casulana, quien vivió entre los años 1540 y 1590, que fue la primera mujer en la historia, en lograr publicar un libro de madrigales de su autoría, a pesar de las fuertes creencias de su época, que ponían en duda las capacidades intelectuales femeninas, escribiendo como dedicatoria de su primer libro: “Deseo mostrar al mundo, tanto como pueda en esta profesión musical, la errónea vanidad de que sólo los hombres poseen los dones del arte y del intelecto, y de que estos dones nunca son dados a las mujeres”.Además de ese logro, ella fue cantante, intérprete en el laúd y formó parte de varios círculos intelectuales de la época.

No fue si no hasta hace poco más de cien años que las mujeres comenzamos a ganar el derecho a votar, y en el caso de la música, un equivalente al voto es la posibilidad de trascender con una composición musical, el derecho a publicar obras propias, el de alzar la voz para obtener el reconocimiento merecido sin importar el género, el derecho a deslindarse del rol tradicional para poder consagrar la vida a los escenarios, a la búsqueda musical y al crecimiento profesional, la posibilidad de incursionar en ámbitos como la dirección orquestal y coral, la de encabezar movimientos artísticos de vanguardia y finalmente, la posibilidad de tener igualdad de oportunidades.

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Por: Grace Padilla